jueves, 3 de diciembre de 2009

El Docente

El docente, aquel que Simón Rodríguez delineó en su tesis: “Republicanos para las nuevas Repúblicas”, con el apego a lo colectivo, formados hacia el trabajo, con valoración hacia la Patria. Más reciente el maestro Luís Beltrán Prieto Figueroa señala: “Nuestra educación, por imperativos sociales debe ser progresiva, entendiendo el término, en el sentido de una educación para la formación del hombre integral en su postura de miembro de una comunidad, del ciudadano libre y responsable con el desarrollo económico y social, capaz de influir en una mejor y más grande producción, no para el aprovechamiento de uno pocos, sino para mayor beneficio social”; esto se encuentra hoy vigente en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Por lo que el educador debe ser hoy un conocedor de la realidad cultural, política, social, científica, tecnológica y económica de las comunidades a las que sirve.
El docente debe hacerse líder social con su propio discurso pedagógico e ideas pedagógicas que acompañen la praxis, desde la perspectiva de la capacidad de la constante observación y la reinterpretación del contexto en que se encuentra ubicado a nivel individual y colectivo, con herramientas metodológicas para poder transformar las necesidades sociales de su familia, su comunidad y las de su país. Lo que implica el desarrollo de una cultura de investigación en el ámbito educativo y un agudo sentido de percepción social, cultural y geohistórico.
Quien da vida, orienta el funcionamiento, supervisa, controla y ejecuta las acciones de la escuela en una comunidad, para que la escuela logre sus objetivos es el docente. Un equipo de profesionales cuya competencia se basa en la especialización y el entrenamiento técnico, su actitud y comportamiento está sujeto a un código de ética, defendiendo el bienestar y los intereses de sus alumnos toma decisiones impersonales, sin obligaciones e imposiciones y bajo un juicio racional, con una autoridad fundamentada en la experiencia profesional y sentido social. Además es un conocedor de la realidad cultural, política, social, científica, tecnológica y económica de la comunidad o comunidades a la que sirve. Con un alto apego a lo colectivo y un alto sentido moral, es una persona creativa, con iniciativa propia, respetuoso y responsable, autónomo, con espíritu de equidad, generador de confianza, leal, sincero, audaz, intuitivo, entusiasta, emprendedor, carismático, abierto al cambio.
Al educador se le ha conferido la responsabilidad de materializar la educación a través de la formación intelectual y moral de la gente, así que sobre él recae el compromiso del desarrollo científico, tecnológico, político, social, económico, de la nación fundamentado en lo cultural y geohistórico, estos hacen la educación tangible atribuyéndole un momento y un lugar, siendo en época de crisis, más complejos y valiosos son los aportes que ellos puedan realizar.
Hoy la realidad en el estado Apure es que nuestros hijos tienen un futuro incierto ya que; Mientras algunos docentes distorsionan el conocimiento y la formación a nuestros chicos, otros le niegan de plano el derecha a una educación de calidad, destruyendo los sueños y esperanzas de nuestros jóvenes, y con ellos se desvanece la posibilidad de desarrollo de nuestro estado, dejando solo ruinas y miseria social la cual se trasforma en lo que hoy estamos viviendo. El ejercicio de la profesión docente hoy se ha reducido al marco de una actividad remunerativa, repetidor de conocimientos, que ha convertido al docente en un profesional acrítico, poco reflexivo, con una limitada propiedad sobre su autonomía y una profunda no pertinencia, desconectado de la comunidad, municipio, estado o nación a la que sirve en su contexto geográfico, histórico, político, social, cultural y ambiental.
Estos docente, han forjado desarraigo, migración, vergüenza étnica, entre otros; Además de la ausencia de identificación institucional, el ausentismo laboral, cabalgamiento de horarios, falta de compromiso con la misión de la educación y la falta de ética profesional. Estos en su mayoría tienen una limitada propiedad sobre su autonomía, porque no se les ha dado el permiso de sentirse seguro sobre su propio saber, porque se le ha enseñado a esperar que otros interpreten, teoricen y apliquen sobre su práctica pedagógica. A la luz del saber que le proporciona su formación pedagógica, como un profesional formado con las herramientas metodológicas para poder transformar las necesidades sociales de su país, este queda limitado a las propias y las de su familia desvinculado de la comunidad a la que sirve, que aunados a falta de compromiso con la misión de la educación y la falta de ética profesional, hacen de la práctica docente algo muy lejano de lo que debería ser.
En estas condiciones el docente cercena o reduce las oportunidades de estudio de nuestros jóvenes, castrándole el derecho a una vida de calidad. Bajo esta óptica no se entiende como una sociedad puede estar satisfecha cuando ocurren cosas como estas; Cuando el sistema le corroe las bases de su estabilidad y le niega la posibilidad de desarrollo en cualquier sentido. Por lo que hoy existe la necesidad de implementar mecanismos para medir la calidad del docente y su producto, además de la efectividad de los nuevos implantes de diseños curriculares. Ya que existe una brecha entre la realidad y lo escrito. Puesto que es bien sabido que un docente puede ser la diferencia en el futuro de un niño, tanto en el sentido positivo como en el negativo. Así como puede despertar motivaciones o intereses en el niño, también puede desmotivarlo y hasta desdibujar su futuro; Una buena parte del destino de la humanidad está en las manos, en el corazón y en la conciencia de nuestros docentes.

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